martes, 20 de septiembre de 2011

Italia, che pais. Segunda etapa: Siena

Ciao Lucca, Ciao Siena.

Ójala  hubiera sido así de fácil. Salir de Lucca no tuvo misterios, levantarse temprano e ir a la parada del autobús que me dejará en la Stazione de Tren de Pisa. Hasta ahí, tutto bene. Primer contratiempo del día: parece ser que ha habido alguien que se ha tirado al tren en Firenze, o bien ha habido algún accidente. Total, que el tren que había de salir a las 9'38 a.m. tuvo un retraso de 1hora 10 minuti. Mamma mia!!! Así que allí nos véis, tropocientos y no sé cuantas más personas esperando el tren que nos había de llevar a nuestros destinos. El mío, Empoli, donde cambiaría de tren rumbo a Siena. Pero como no todo tiene que ser negativo, conocí en el tren a una pareja de jubilados irlandeses que iban a Certalto, ciudad a la que solo llegarían bajándose a Empoli como "io".

Y ahí estaba una servidora con this Irish couple, improving my English (oh yeah). LLegamos a Empoli y esperamos unos 25 minutos aproximadamente  hasta la llegada del nuevo tren. Y de repente, Dios!!! empiezan a aparecer personas con maletas y llega el tren con sólo 3 vagones, de los cuales la puerta central no funcionaba.

De camino a una de las puertas abiertas aparece como de la nada Sam (un australiano gay, de origen mandarín y divertido donde los haya), con su maleta roja estupenda, riendo. Fue un flechazo. Subimos al tren, donde conocí a sus otros acompañantes del grupo, John y Kim (también gays, of course). Viajaban desde Sidney y curiosamente, venían de Lucca, iban a Siena 2 días y luego a Roma (the destiny, o no?).

Tren abarrotado, nuestras maletas unas encima de las otras, and improving and improving my english (parecía una cotorra, de verdad, era como si mi inglés hubiese estado ahí aletargado durante centuries y de repente, bluf emanaba como si tal cosa....). Diferentes "inglés" pululaban por ahí (irlandeses, australianos, escoceses et moi).

A medio camino se nos une a la conversación, Federico, joven italiano que "Dios existe" trabaja con el equipo de mecánicos de Di Angelis -Moto2-. Fan de Stoner, con quien estuvo trabajando cuando Ducatti, empezamos a comentar motos...que si Stoner és molto bravo y gran persona decía él; que si con Valentino no había sido tan bravo decía yo; que si Valentino ya estaba acabado, que él llevaba mucho tiempo en el mundo de las motos y la Ducati no daba para más; que bueno bueno, ya veremos el próximo año, decía yo.

Importante: todo esto ocurre, estando siempre de pie (llevamos ya unas 3 horas en total)...ah la aaventura de viajar, queridos.

Llegamos a Siena, abrazo con Sam y besos con John y Kim "Nice to meet you" "Maybe we meet again in Siena, or San Gimignano, or Rome" "Great, bye bye". Here we are, Sienaaaaa!

Cosas a tener en cuenta de Siena. Tomar nota:
1. Los conductores de autobus y personal de la estación del tren son unos "siesos" y bordes, así que me hoy me he colado descaradamente en un bus.
2. Información de cómo moverse por Siena, digamos que brilla por su ausencia.
3. Que no es Lucca, ni tiene su encanto

Ahí va Sara, con su maleta arriba y abajo, buscando una  oficina de turismo que no existe para saber donde coger el bus y tener un mapa de la ciudad para poder orientarse. El éxito no me persigue (otro contratiempo). Finalmente, me muevo por instinto, encuentro el bus y me bajo curiosamente en el parada adecuada (paso de preguntar nada al impresentable del bus). Puerta Pistina, ese es mi destino. Me armo de valor y empiezo a subir la cuesta hasta encontrarme con la via de Sasso, que me llevará finalente a la Via de Fieravechia, perqueña calle pero donde está la facultad de Letras y Filosofía de Siena.

El hotel Antica Torre está  al principio de la Via

domingo, 18 de septiembre de 2011

Italia, che pais! Primera etapa: Lucca

Cuando allá por el mes de junio planifiqué mi viaje a Italia, no pensé que los cambios de planes se sucederían un día sí otro también. Finalmente, y por consejo de un Toscano, decido ir a Lucca (2 días), Siena (2 días) y Roma (2 días).

He aquí mis notas de viaje....et voilà

Sábado, 27
Amanece soleado y caluroso en Barcelona. Vueling me espera en  la puerta de embarque 43 de la Terminal 1 a eso de las 10'45. La aventura italiana empieza con buen pie... ya en la cola de embarque entablo conversación con varias personas, al igual que en el avión. Viaje relámpago y sin turbulencias. Aterrizamos 10 minutos antes de lo previsto.

El aeropuerto de Pisa es pequeñín, amanosillo, cosa que se agradece. A la salida, a mano derecha se encuentra la taquilla de venta de billetes de tren y autobús rumbo Pisa y alrededores. Entablo conversación, cómo no, con un chico que resulta ser de Tortosa y que se va a Florencia por segunda vez, a pasar un mes (creo que tiene algún ligue masculino por ahí, o bien hay marcha de ambiente que no veas). La chica de lo billetes no puede ser más encantadora, al igual que el chico-hombre italiano que venía en el avión y con el que compartiré espera hasta la llegada del bus que va a Lucca. Tengo que decirlo, es el típico italiano informal pero con clase, madurito, vaya...ya me entendéis, y encantador. No compartimos asiento en el bus, pero al bajar me ayuda para ubicarme y se despide con dos besos y un ciao bella (adoro este país). Ah! El viaje dura 1 hora, pero parecen 10 minutos.

Lucca es una ciudad amurallada, preciosa, pequeña, en la que no puedes dejar de mirar cada rincón. Eso sí, hay gente en las calles "principales" y plazas (mercadillos y mercados de antigüedades). Toda Lucca hace referencia a Puccini, filio de la cità. Mi hotel (el Piccolo Puccini) está situado en la esquina de la casa del autor, reabierta este septiembre después de algunas reformas. Hotel sencillo, pero agradable, aunque mi habitación parece un poco zulo, pues da a un patio interior-de luces. El personal amabilísimo.

Después de ordenar debidamente mi equipaje, me doy una duchita y a la calle. Lo mejor es  caminar y caminar, ya te irás encontrando las cosas, todo está ahí. Es mi primer contacto con la cità, que veré con más detenimiento al día siguiente.  No puede faltar el heladito del día (desde el desayuno, no había comido nada) a eso de las 16'30 de la tarde. Me  decido por una heladería en la que veo a un grupo de chicos jovencitos de Lucca y pocos turistas (está en una de las entradas de la cità). Opto por una tarrina pequeña de banana, deliciosa y suave.

Para cenar, prontito, también me decido por un pequeño bristo-tetería que hay en la Piazza Citadella, esquina casa Puccini y Hotel, porque hay una mesa con 3 jovenzuelos de unos 22 años, de la ciudad. No he podido hacer mejor elección. Luis, dueño junto con su pareja David, es el perfecto anfitrión. Pido una inslata composta picola y un rissoto de funghi - excelentes los dos platos-. En 10 minutos empieza a venir gente, una mesa con 3 chicas de Lucca y turistas como una servidora. Entre ellos, una pareja joven holandesa, divertida con la que acabo entablando conversación. La noche acaba con una foto de la pareja, Luis y yo. Nos la hace una señor inglés mayor, muy agradable que está cenando  con su esposa delante nuestro. Risas, anécdotas, e invitación por su parte a una birra reserva italiana. 3 besos de despedida y un "enjoy your holidays".

El hotel me recibe a eso de las 21'30. Como la tele de mi habitación no funciona, el chico de la recepción me regala la conexión wi-fi, y aquí me tenéis.... buona notte

Domingo, 18

Me despierta alguién a eso de las 7 de la mañana con su maleta "tocotó, tocotó, por las escaleras", pero no me levanto hasta las 8. El día empieza con energía y con poca gente en las calles. Voy directamente a la parada del bus, para ver el horario del lunes dirección Pisa, y cuadrarlo con el del tren que me llevará a Siena. Aprovecho y entro en la oficina de turismo de esa puerta de la cità y por consejo de la chica que me atiende, estupenda, amable, profesional y simpatiquísima, decido hacer los 4 km de murallas que rodean la ciudad a pie, en lugar de en bicicleta. Genial, gente corriendo sola, con sus perro, en bicicleta y con perro en el cesto, paseando....durante una horita aprox.

Entro nuevamente a la cità por la puerta que se dirige a la Sant Frediano, una maravilla por dentro (mejor que el Duomo, para mi gusto)...fotos y fotos.

Sigo perdiéndome por las callejuelas, visito la Torre Guinigi, desde donde puede ver toda la ciudad, previo pago de 3 euros (muy bien pagados, por la vista y por los gluteos tras la subida de escaleras). Cuando quiero ver la "Torre del reloj", desisto de la idea por la aglomeración de gente que hay, así que sigo perdiéndome por ahí.

Si bien el día ha empezado con calor y soleado, la nubes empiezan a aparecer a eso de las 13 horas, para acabar descargando fuertemente a las 14 horas. En ese momento, estoy degustando unos espaguettis al aglio y pimienta en el restaurante puccini, delante de la casa del susodicho. Todas las mesas, menos una con un matrimonio inglés mayor y yo decide entrar dentro del restaurante. Yo como estoy acabando y porque adoro la lluvia, decido seguir en la terraza, bajo los parasoles. Increible experiencia.

Nada mejor para hacer la digestión que visitar la casa de Puccini. Eso es lo que pienso, porque la verdad es que no vale  la pena pagar los 7 euros de la entrada para ver lo que hay que ver (sólo se salva la primera sala Turandot, con el vestido de la  opera y su música de fonfo. La visita dura 10 minutos).

Sigue lloviendo torrencialmente, así que decido ir al hotel y hacer una siestecilla hasta que pare. Decido cenar nuevamente en el bistrot de Luis; insalatta composta pero grande y surtido de quesos pequeña. Como es el último día en Lucca y los productos que tienen son excelentes, sucumbo a la tentación de la Torta del Nonno (chiocolatto con orange, adornada con un grado de uva blanca partido por la mitad y de un sabor inigualable).. Como empieza a llover nuevamennte durante la cena, le pido a Luis un paraguas para poder ir a bajar la cenita, a lo que accede asintiendo "sí, sí, vai que has comido mucho". Me despido de una pareja de Noruegos con los que he entablado conversación y me voy a bajar la comilona. Descubro una librería que todavía está abierta y adquiero un pequeño diccionario de expresiones en italiano/espagnolo, que buena falta  me hace. Sigo mi paseo, ahora ya sin lluvia. Llego al punto de destino, devuelvo el paraguas a Luis y nos despedimos con due baccios, mucha suerte i un piaccere conocerte.

Mi experiencia en Lucca toca a su fín. Domani, rumbo a Siena y más...historias



Preciosa Lucca


Vista de Lucca desde Torre Guinigi

Rinconcito de Lucca