domingo, 18 de septiembre de 2011

Italia, che pais! Primera etapa: Lucca

Cuando allá por el mes de junio planifiqué mi viaje a Italia, no pensé que los cambios de planes se sucederían un día sí otro también. Finalmente, y por consejo de un Toscano, decido ir a Lucca (2 días), Siena (2 días) y Roma (2 días).

He aquí mis notas de viaje....et voilà

Sábado, 27
Amanece soleado y caluroso en Barcelona. Vueling me espera en  la puerta de embarque 43 de la Terminal 1 a eso de las 10'45. La aventura italiana empieza con buen pie... ya en la cola de embarque entablo conversación con varias personas, al igual que en el avión. Viaje relámpago y sin turbulencias. Aterrizamos 10 minutos antes de lo previsto.

El aeropuerto de Pisa es pequeñín, amanosillo, cosa que se agradece. A la salida, a mano derecha se encuentra la taquilla de venta de billetes de tren y autobús rumbo Pisa y alrededores. Entablo conversación, cómo no, con un chico que resulta ser de Tortosa y que se va a Florencia por segunda vez, a pasar un mes (creo que tiene algún ligue masculino por ahí, o bien hay marcha de ambiente que no veas). La chica de lo billetes no puede ser más encantadora, al igual que el chico-hombre italiano que venía en el avión y con el que compartiré espera hasta la llegada del bus que va a Lucca. Tengo que decirlo, es el típico italiano informal pero con clase, madurito, vaya...ya me entendéis, y encantador. No compartimos asiento en el bus, pero al bajar me ayuda para ubicarme y se despide con dos besos y un ciao bella (adoro este país). Ah! El viaje dura 1 hora, pero parecen 10 minutos.

Lucca es una ciudad amurallada, preciosa, pequeña, en la que no puedes dejar de mirar cada rincón. Eso sí, hay gente en las calles "principales" y plazas (mercadillos y mercados de antigüedades). Toda Lucca hace referencia a Puccini, filio de la cità. Mi hotel (el Piccolo Puccini) está situado en la esquina de la casa del autor, reabierta este septiembre después de algunas reformas. Hotel sencillo, pero agradable, aunque mi habitación parece un poco zulo, pues da a un patio interior-de luces. El personal amabilísimo.

Después de ordenar debidamente mi equipaje, me doy una duchita y a la calle. Lo mejor es  caminar y caminar, ya te irás encontrando las cosas, todo está ahí. Es mi primer contacto con la cità, que veré con más detenimiento al día siguiente.  No puede faltar el heladito del día (desde el desayuno, no había comido nada) a eso de las 16'30 de la tarde. Me  decido por una heladería en la que veo a un grupo de chicos jovencitos de Lucca y pocos turistas (está en una de las entradas de la cità). Opto por una tarrina pequeña de banana, deliciosa y suave.

Para cenar, prontito, también me decido por un pequeño bristo-tetería que hay en la Piazza Citadella, esquina casa Puccini y Hotel, porque hay una mesa con 3 jovenzuelos de unos 22 años, de la ciudad. No he podido hacer mejor elección. Luis, dueño junto con su pareja David, es el perfecto anfitrión. Pido una inslata composta picola y un rissoto de funghi - excelentes los dos platos-. En 10 minutos empieza a venir gente, una mesa con 3 chicas de Lucca y turistas como una servidora. Entre ellos, una pareja joven holandesa, divertida con la que acabo entablando conversación. La noche acaba con una foto de la pareja, Luis y yo. Nos la hace una señor inglés mayor, muy agradable que está cenando  con su esposa delante nuestro. Risas, anécdotas, e invitación por su parte a una birra reserva italiana. 3 besos de despedida y un "enjoy your holidays".

El hotel me recibe a eso de las 21'30. Como la tele de mi habitación no funciona, el chico de la recepción me regala la conexión wi-fi, y aquí me tenéis.... buona notte

Domingo, 18

Me despierta alguién a eso de las 7 de la mañana con su maleta "tocotó, tocotó, por las escaleras", pero no me levanto hasta las 8. El día empieza con energía y con poca gente en las calles. Voy directamente a la parada del bus, para ver el horario del lunes dirección Pisa, y cuadrarlo con el del tren que me llevará a Siena. Aprovecho y entro en la oficina de turismo de esa puerta de la cità y por consejo de la chica que me atiende, estupenda, amable, profesional y simpatiquísima, decido hacer los 4 km de murallas que rodean la ciudad a pie, en lugar de en bicicleta. Genial, gente corriendo sola, con sus perro, en bicicleta y con perro en el cesto, paseando....durante una horita aprox.

Entro nuevamente a la cità por la puerta que se dirige a la Sant Frediano, una maravilla por dentro (mejor que el Duomo, para mi gusto)...fotos y fotos.

Sigo perdiéndome por las callejuelas, visito la Torre Guinigi, desde donde puede ver toda la ciudad, previo pago de 3 euros (muy bien pagados, por la vista y por los gluteos tras la subida de escaleras). Cuando quiero ver la "Torre del reloj", desisto de la idea por la aglomeración de gente que hay, así que sigo perdiéndome por ahí.

Si bien el día ha empezado con calor y soleado, la nubes empiezan a aparecer a eso de las 13 horas, para acabar descargando fuertemente a las 14 horas. En ese momento, estoy degustando unos espaguettis al aglio y pimienta en el restaurante puccini, delante de la casa del susodicho. Todas las mesas, menos una con un matrimonio inglés mayor y yo decide entrar dentro del restaurante. Yo como estoy acabando y porque adoro la lluvia, decido seguir en la terraza, bajo los parasoles. Increible experiencia.

Nada mejor para hacer la digestión que visitar la casa de Puccini. Eso es lo que pienso, porque la verdad es que no vale  la pena pagar los 7 euros de la entrada para ver lo que hay que ver (sólo se salva la primera sala Turandot, con el vestido de la  opera y su música de fonfo. La visita dura 10 minutos).

Sigue lloviendo torrencialmente, así que decido ir al hotel y hacer una siestecilla hasta que pare. Decido cenar nuevamente en el bistrot de Luis; insalatta composta pero grande y surtido de quesos pequeña. Como es el último día en Lucca y los productos que tienen son excelentes, sucumbo a la tentación de la Torta del Nonno (chiocolatto con orange, adornada con un grado de uva blanca partido por la mitad y de un sabor inigualable).. Como empieza a llover nuevamennte durante la cena, le pido a Luis un paraguas para poder ir a bajar la cenita, a lo que accede asintiendo "sí, sí, vai que has comido mucho". Me despido de una pareja de Noruegos con los que he entablado conversación y me voy a bajar la comilona. Descubro una librería que todavía está abierta y adquiero un pequeño diccionario de expresiones en italiano/espagnolo, que buena falta  me hace. Sigo mi paseo, ahora ya sin lluvia. Llego al punto de destino, devuelvo el paraguas a Luis y nos despedimos con due baccios, mucha suerte i un piaccere conocerte.

Mi experiencia en Lucca toca a su fín. Domani, rumbo a Siena y más...historias



Preciosa Lucca


Vista de Lucca desde Torre Guinigi

Rinconcito de Lucca





2 comentarios:

  1. Dios, que grande.. los viajes por Italia siempre son especiales. Lucca tiene pinta de ciudad bella mediana... es fantastica esa vida italiana con esas ciudades ni pequeñas ni grandes.. por doquier.. a cual més mejor...

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  2. Qué bonito¡¡¡ Y que bien explicado. Me ha encantado esta crónica. Estoy deseando leer más...

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